martes, 31 de marzo de 2015

El corazón de las tinieblas

¡Bonjour à tous mes liseuros!

Hoy traigo la reseña del primer libro del reto 155 libros que leer antes de morir. Para el mes de marzo-abril (dada la fecha que publiqué el reto, tengo que leer los libros del día 10 al día 10 de cada mes, como el paro) me tocó leer El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, el número 150 de la lista.

Confieso que es una novela de la que no había oído hablar en la vida, pero en cuanto dije públicamente que tenía que leerla para el reto, los filólogos ingleses se me echaron encima diciéndome que era el mal. Incluso vi el vídeo de una chica (que no recuerdo de quién era) mostrando los libros que había leído en la carrera y que nada más que echaba pestes del libro cuando lo sacó.

El corazón de las tinieblas

  • Datos de la novela:
Autor: Joseph Conrad
Título original: Hearth of Darkness
Traductora: Sergio Pitol
Páginas: 176
Editorial: Juventud
Precio: 8,00€ (edición de bolsillo)


  • Resumen muy resumido:
Joseph Conrad escribió esta novela basada en su experiencia en el Congo. Este clásico habla de la lucha del hombre contra los elementos naturales, si bien ha servido y sirve para criticar la amarga historia de un pueblo sometido a los excesos y privilegios de la colonización. El corazón de las tinieblas, publicado en 1902, trasciende la circunstancia histórica y social para convertirse en una exploración de las raíces de lo humano, esas catacumbas del ser donde anida una vocación de irracionalidad destructiva que el progreso y la civilización consiguen atenuar pero nunca erradicar del todo. Quizá la mejor introducción a El corazón de las tinieblas sea el escueto comentario que el propio Conrad hizo tras su viaje al Congo en 1890: Antes del Congo yo era un solo un simple animal. Aquel viaje que sin duda representó para él un descenso a los infiernos, es el que nos cuenta por boca de Marlow, su alter ego, con un relato estremecedor en el que las fuerzas elementales de la Naturaleza hallan su contrapartida en las fuerzas oscuras y primitivas que actúan en el interior del hombre. En este relato, de una rara y subyugadora perfección estilística, Conrad parece que alcanza su objetivo como escritor: nos hace oír, sentir y ver por medio del poder de la palabra escrita.
  • Opinión personal:
Me ha resultado difícil crearme una opinión sobre este libro. De entrada, estaba sugestionado por todas las críticas que había leído y cogí el libro casi sin ganas. Sin embargo, como era un libro cortito, me dije "va, tú puedes, si es malo, al menos será corto". He tardado dos días en leerlo y, aunque me ha gustado, entiendo perfectamente la fama que tiene de infumable. Además, la edición que saqué de la biblioteca del instituto no era demasiado cómoda de leer, lo cual ya me ha corroborado la bibliotecaria, que también odia esa edición. También pienso que si el libro lo hubiese leído en español lo habría disfrutado más, pero ahora mismo solo podía tenerlo en francés.

La estructura del libro es muy sencilla: son tres partes y es un monólogo continuo. La parte negativa de es la longitud de los párrafos. Me he llegado a encontrar con párrafos de tres páginas que me hacían perder el hilo de la historia ya que incluía los diálogos en el mismo párrafo. Estoy seguro de que separando los diálogos de la estructura principal se habría conseguido un texto mucho más fluido y la obra sería más amada por todos sus detractores.

Una de las cosas que más impresiona del relato es que sabes que Merlow, el personaje principal, es un alter ego de Conrad y que, por lo tanto, todo lo que se cuenta está basado en hechos reales. Conrad sabe muy bien definir los sentimientos que tiene en cada momento. Lo que más destacaría, sin duda, son las descripciones que hace de los ambientes: el sonido de la naturaleza por las noches que se oye desde el barco me ha sobrecogido más de una vez. 

El argumento es bastante sencillo y no tiene mucha chicha, o al menos así me lo ha parecido a mí. Es un libro que se basa más en la descripción que en la acción y con el que se pretende hacer una crítica a la colonización. He encontrado una gran semejanza entre esta obra y El león, de su tocayo Kessel. La obra de Kessel es posterior la de Conrad así que supongo que el primero se inspiró en el segundo... o que tuvieron casi las mismas vivencias (pero la de Kessel es más bonita).

En resumen, una buena novela a la que no me arrepiento de haberle dado una oportunidad. No es el mejor clásico que he leído, pero lo he disfrutado. Y a todos los detractores de esta obra, filólogos ingleses cabreados en especial, solo decir que os entiendo cuando decís que es infumable, pero tampoco lo es tanto como queréis hacernos creer.

Por último, ya he sacado el papelito para la próxima obra. Entre el 10 de abril y el 10 de mayo me "toca" leer un clásico de la literatura española: Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Siempre es una obra que me ha llamado la atención y parece ser que por fin es el momento. Veremos qué tal.


¡Hasta la próxima, liseuros!

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